Desde Brabrand hasta Canadá con JYSK

Si desea tener una experiencia internacional, esto no es imposible en la organización de JYSK. Kristina Sørensen cambió su puesto en las oficinas centrales de Dinamarca por otro en la sede principal de Canadá. Su consejo, en caso de que sueñe con una aventura internacional, es hablar claro.

Cuando Kristina Sørensen se mudó de su casa por primera vez, apenas se alejó tres kilómetros, ya que siguió viviendo en la ciudad de Randers, el lugar en el que creció. ¿Su siguiente cambio? 7483 kilómetros, la distancia que separa su hogar de Vancouver, Canadá. Esta joven de 27 años fue contratada para un cargo como Buying and Marketing Coordinator en la oficina de la franquicia de JYSK en Canadá.

Todo sucedió en enero de 2020, cuando Kristina, tras años de intentos, finalmente obtuvo su visado para trabajar y residir en Canadá después de trabajar durante cinco años en diferentes puestos en las oficinas centrales de Brabrand. Aún se acuerda de aquel día.

«Me pongo a llorar solo de pensarlo. Fue una batalla dura y larga, así que cuando conducía a casa desde el trabajo con un contrato firmado y el visado, lloraba y reía al mismo tiempo. Fui directamente a casa de madre y abrimos una botella de champán», nos cuenta Kristina Sørensen.

Canadá era la opción número uno

Desde su graduación en el instituto, Kristina siempre había soñado con vivir y trabajar en el extranjero. Al trabajar en JYSK, finalmente vio la oportunidad de hacer realidad su sueño. Tras ver el mapa con los países con franquicias de JYSK, Canadá se convirtió en el destino deseado para Kristina.

«A pesar de mis ganas de viajar, también quería ser capaz de hablar el idioma, ya que solo hablo inglés y un poco de alemán. Para mí, era importante poder integrarme en la comunidad local y crear mi propia red de contactos. Y Canadá es un país tan bello y con tantas cosas que ofrecer», señala Kristina.

No obstante, como extranjera, resulta muy difícil obtener un visado en Canadá. Las dos opciones principales son contar con un título universitario o que sea imposible para una empresa de Canadá encontrar a un canadiense con la misma capacitación.

Kristina no cumplía ninguno de esos criterios, así que su única opción era solicitar uno de los limitadísimos permisos de un año que utilizan los turistas o las personas que trabajan en las estaciones de esquí. Tras años de intentos fallidos, consiguió el visado en 2020.

Senderismo por las montañas

En Vancouver, Kristina trabaja en la oficina central de Canadá, donde ayuda a que las tiendas tengan siempre suficientes productos. Y en su tiempo libre y fines de semana, tiene tiempo para viajar y disfrutar de la belleza de Canadá.

Dos de sus nuevos amigos locales en Vancouver están muy interesados en la naturaleza y el senderismo, por lo que no es extraño encontrar un sábado por la mañana a Kristina en la cima de una montaña a más de 1200 metros sobre el nivel del mar.

Está viviendo su sueño e incluso su abuelo, a sus 77 años de edad, a aprendido a utilizar Instagram para poder ver las fotografías publicadas por Kristina.

Toda esta aventura no habría sido posible si Kristina no hubiese trabajado muchísimo. Su consejo para aquellos compañeros que también sueñan con una aventura internacional es tener claros todos los requisitos, las dificultades relacionadas con obtener un permiso de trabajo y cómo es la cultura del país de destino. Y finalmente, hablar con su manager.

«Si lo haces todo por tu cuenta, nadie te puede ayudar. Si tienes un sueño que no es posible, al menos tienes que asegurarte que realmente no es posible. En ocasiones, también es una cuestión de estar ahí en el momento adecuado. Solo porque no haya pasado nunca antes, eso no significa que alguien haya dicho que no», señala Kristina.